Caso 105981 5 pts. (16 calificaciones) Cía: Superama19/09/15

Robo en paquetería de SUPERAMA Acoxpa (DF)

Categoría: Tiendas y Comercio / Supermercados

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Hace unos meses acudí a la sucursal de Superama ubicada en Avenida Acoxpa, en la Delegación Tlalpan del Distrito Federal. Dicho supermercado está junto al centro comercial Paseo Acoxpa, donde había adquirido en la tienda Bestbuy dos cámaras de vigilancia.

Minutos después de comprar las cámaras, las dejé en el área de paquetería, ya que en esas tiendas ni por equivocación permiten el acceso con bolsas, debido al temor de que algún cliente pudiera robar mercancía.

Con la seguridad de que Superama tenía bajo buen resguardo mis bolsas, hice algunas compras durante 20 minutos en esta tienda que forma parte de la cadena Walmart y, posteriormente, intenté recoger mis cámaras.

La sorpresa fue que se las habían entregado, “por error”, a otra persona, no obstante que yo tenía la ficha que amparaba el depósito de las bolsas.
Cabe mencionar que cuando dejé las cámaras en paquetería fueron recibidas por un señor, aparentemente uno de los tantos “supervisores” de la tienda. Cuando las quise recoger, fue una chica veinteañera quien dijo que las entregó a “otra muchacha”, quien le aseguró que le pertenecían, aun sin mostrar la ficha correspondiente.

A partir de este momento inició un viacrucis de varias horas. El gerente de la sucursal nunca dio la cara. Una de las subgerentes, de trato áspero y prepotente (decía que Walmart es invencible) nunca quiso asumir la responsabilidad de los empleados y/o de la tienda.

Traté de llegar a un acuerdo con la señora subgerente y lo único que obtuve fue una espera de 4 horas en vano, mientras la “ejecutiva” realizaba consultas con el área jurídica del corporativo.

Al final, la dichosa subgerente soltó una frase lapidaria: “Proceda como usted quiera, porque a nosotros (Walmart) nadie nos puede hacer nada”.
Recurrí entonces a la policía. Llegaron dos patrullas que se llevaron a los presuntos responsables, bajo la mirada severa de la subgerente que sólo atinaba a reclamarme “que al llegar con la policía estaba asustando a sus clientes”.

En el ministerio público tuve que padecer, además, la prepotencia de la “representante legal” de Walmart; una sedicente abogada que únicamente llegó a gritar y a complicar la situación de sus empleados, ya que al representar a una “cadena tan importante”, se dio valor para amenazar a los policías y al agente del ministerio público.

Afortunadamente, con las nuevas reformas en materia de administración de justicia en el Distrito Federal, el delito de robo se considera grave y, de no llegar a un acuerdo y repararse el daño, los empleados de Walmart se irían a la cárcel.

En ese momento, por arte de magia “apareció” el gerente de la sucursal Acoxpa de Superama. Se trataba del mismo hombrecito grisáceo que alcancé a ver escondido, detrás de un estante, durante mi espera de varias horas en la tienda. Y me propuso que en ese momento pagaría las cámaras que se “habían extraviado”.

Lo que podría interpretarse como un acto de integridad y responsabilidad del señor gerente de Superama, en realidad fue una respuesta temerosa de la presión que para entonces estaban ejerciendo los familiares de los acusados, quienes –extrañamente- llegaron a la tienda minutos después de que desaparecieron las cámaras, en “solidaridad” con sus parientes.

Esto último constituye una de las sospechas que tiene la policía sobre la honestidad de los empleados. De hecho, una de las hipótesis de los agentes era la colusión de empleados con sus familiares, a quienes entregaban las bolsas que –previa inspección- consideraban más apetecibles.

De acuerdo con las autoridades, las diversas tiendas que forman la cadena Walmart le apuestan a que la gente no denuncie estos casos y se canse de un trámite que es desgastante y deja un mal sabor de boca. Y la policía también conoce las reacciones de Walmart cuando a alguien intenta robarle un chicle o un refresco: pide todo el peso de la ley para los culpables. Lo cual, evidentemente, no aplica cuando las empresas de Walmart son las acusadas de robo.

Mi historia con esta empresa que apesta terror concluyó la madrugada del día siguiente. Aprendí que es posible defender tus derechos. Reconocí que la policía y el ministerio público son de confiar (Sí, aunque resulte difícil de creer). Y también constaté que una cadena como Walmart sigue arrastrando desprestigio en todas partes donde se hace presente.