Caso 9366    sin calif  (0 calificaciones) Cía: Yanaconas Motor11/04/08

Yanaconas Motor ¡Qué no le pase a Ud.!



A continuación presento el relato de lo sucedido con mi camioneta Kía Sportage jwe 134.


En el año 2005, a mediados del mes de octubre mi esposa y yo, decidimos que queríamos cambiar de carro, queríamos uno mas grande, de año reciente y adquirido ante alguien que nos ofreciera confianza y garantía, ya que esto implicaba incurrir en una deuda considerable.
Mientras encontrábamos el carro que se acomodara a nuestras pretensiones y presupuesto, hicimos los trámites para pedir un crédito de vehículos ante Davivienda, quien nos dio el visto bueno casi de inmediato ya que mi esposa era entonces cliente del banco y tenía el carro de ese momento con un crédito ante la entidad.
Nos enteramos de que en los patios de usados de la concesionaria Chevrolet Yanaconas motor de Cali, que anuncia sus carros con el sugestivo letrero de “como nuevos”, se estaba ofreciendo una camioneta Kia que nos podría interesar, Fuimos a verla; nos atendió una vendedora quien nos garantizo el perfecto estado de funcionamiento, y que para resolver cualquier duda se mandaba a hacer inspección (no peritaje, son dos términos diferentes) a Colserauto, y que por los papeleos no nos preocupáramos porque de eso ellos siempre se encargaban..
Tengo entendido que las inspecciones se hacen a solicitud de la aseguradora y la razón que recibí es que era asegurable. aun así quise una segunda opinión y la lleve en noviembre 15 a la distribuidora Kía Almotores en donde el concepto general fue satisfactorio..
Con esto, le propuse a Yanaconas que me recibieran mi carro de entonces, Chevrolet Wagon R+ placas guk 467 como parte de pago y el resto lo pagaba con el crédito de Davivienda, que ya estaba preaprobado.
Aclaro que para recibir el carro mío no se me mencionó en momento alguno que se iba a llevar a la Sijín para la inspección respectiva, como tampoco se hizo con la camioneta Kia cuando se le recibió al dueño de ese momento.
Así, confiando en la seriedad y en la imagen de un concesionario de General Motors, adquirimos el vehículo, lo tuvimos por dos años hasta que por motivos económicos decidimos venderlo. Para esto lo publicitamos en diversos medios como es usual, diario el País y en el portal Mercado Libre, en donde se anuncian y reciben ofertas. Si el vehiculo realmente interesa a alguien se hace contacto telefónico, como sucedió con un señor de Bogotá, quien, luego de cerrar negocio por teléfono, se vino por tierra para comprármelo. por iniciativa mía, y antes de hacer tramites de pago y de traspaso, fuimos a la Sijín para la revisión del caso, en donde se detecto para sorpresa mía una anomalía en el chasis calificada como “falsedad marcaria”. la sorpresa se transformo luego en una profunda vergüenza con el cliente, quien entendió la situación y comprobó mi total inocencia, ya que, según el, de querer estafarlo, jamás habría llevado el carro a ese sitio para dejarlo en evidencia. el vehiculo se incauto, y se llevo luego a los patios, en donde reposa según entiendo hasta hoy.
de la sorpresa a la vergüenza y de ahí al miedo porque pensamos que incluso nos podrían detener como sospechosos de un ilícito, tanto yo como mi esposa, quien es extranjera y no entiende como estas cosas le pueden suceder a personas de bien.
Investigando sobre el pasado del vehículo, este registra un siniestro en abril de 2003, época en la que el dueño del momento recibió de parte de la aseguradora, Mapfre s.a. una indemnización por perdida parcial por daños de $8.340.509. la reparación no se realizo en los talleres de la aseguradora por considerar que no se podía garantizar el trabajo requerido en el sitio del impacto, que es el chasis, exactamente en la parte en donde se detecto la falsedad. de esto hay reporte gráfico en la carpeta de cliente de Mapfre, póliza 1505003110901, siniestro 15050006339.
Al parecer, el dueño de entonces recibió el dinero y lo mando reparar en un taller particular, hasta que en diciembre de 2004 fue adquirido por otra persona, quien lo negoció en la sección de usados de la concesionaria Kia del sur de Cali. Auto Orion. El dueño de entonces, al momento de entregarla a la concesionaria Kia notificó el accidente que sufrió el carro y los arreglos que se le hicieron.
El vendedor que se lo ofreció al siguiente dueño, le dijo que se encontraba en perfectas condiciones, ocultando el daño en mención, y que lo único que había sufrido era un “golpecito” en la rueda delantera derecha y que no era nada serio. El comprador confió en ellos toda vez que era concesionario de la misma marca de la camioneta y lo uso hasta que decidió cambiarlo por un carro nuevo; esto en noviembre de 2005; y es cuando decide entregarlo en parte de pago en Yanaconas Motors. Cuenta el señor que Kia Auto Orion, en todo momento, le garantizó que el carro no tenia nada pendiente, ni mecánico, ni de impuestos ni judicial, por lo que no reparó en revisiones o peritajes, simplemente confió en un concesionario y creyó en ellos.
Ya en Yanaconas, al carro no se le hizo esta inspección al momento de recibirlo, solo se revisó de manera superficial por parte de los mecánicos para darle el visto bueno. Nosotros, estimulados por la imagen corporativa, y confiados en la buena fé de alguien como General Motors dimos crédito a la confirmación verbal de los asesores de Yanaconas en el sentido de que ese carro no tenía nada malo, por lo que no reparamos en nada diferente a su palabra. Los usados de las concesionarias son mas caros precisamente, por la confianza que generan en el cliente, aun siendo usados.
La verdad, para nosotros, es que este problema se detecto solo hasta ahora porque nunca nadie antes lo había llevado al análisis de Sijin, ni Auto Orion cuando se lo recibió al primer dueño, ni Yanaconas cuando se lo recibió al segundo.
El primer asunto que nos preocupa es que, en el mercado del usado, cuando se hace un trato de compraventa no se mandan los carros al análisis de la Sijin, requisito comercial que es incluso obligatorio por parte de las financieras, como Davivienda, antes de cualquier desembolso. Acá, se obvió este procedimiento debido a la confianza y al prestigio de las concesionarias; o tal vez al afán de cerrar una venta y evitar que el cliente se “enfriara”. este procedimiento dura un par de horas y vale alrededor de $ 23.000 pesos.
El segundo asunto preocupante es la actitud de las empresas al momento de reconocer responsabilidades, ya que cuando les notificamos del hecho, el gerente de usados dijo que lo que debíamos hacer era demandarlos, asi no mas, como quien ya esta acostumbrado a lidiar con este tipo de problemas.
Por ultimo, y despues de mas de dos meses de un total y absoluto silencio por parte de la concesionaria, seguimos obligados a pagar la cuota mensual a Davivienda, el seguro contra todo riesgo, el Soat, el impuesto anual de rodamiento, los honorarios del abogado que toco contratar, y estamos andando de a pié, No tenemos carro.


pregunta: Ante que instancias puede acudir un consumidor cuando se ve ante semejante atropello?. Existe algún órgano de control para que esto se regule?
Gracias por su atención
Atentamente

Fernando Reyes D.
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