Caso 22261   4  pts.  (1 calificaciones) Cía: Policía de Tránsito de México19/05/09

Podrida y corrupta Policia de Transito de Tampico

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El día lunes cuatro de mayo del año en curso, junto a mi cuñado Mario Villatoro Ruiz, a las seis horas, iniciamos un viaje por tierra desde Dallas, Texas, Estados Unidos de Norteamérica, hacia la ciudad de San Salvador, teniendo que pasar obligadamente por los Estados Unidos Mexicanos, el que llevamos por vía terrestre conduciendo un pick-up Toyota, modelo Tundra, color gris, año 2005, con la documentación del vehículo en regla (título, factura de compra y anexos).



Ese día llegamos hasta la ciudad de Harlingen, Texas, sitio en el que dormimos en un hotel de la localidad, pues no logramos encontrar abierta la frontera Los Indios, Texas, en los Estados Unidos de Norteamérica, pero aprovechamos ese día para que la Agencias de Trámites Aduanales denominada “Mireya”, nos elaborar el pedimento de los artículos personales con los que viajaríamos a México y demás trámites complementarios, para viajar con todos la documentación legal que ese país requiere para los transmigrantes y como ciudadano que cumple en todo sitio y país el ordenamiento legal vigente.


El día martes nueve de mayo del corriente año, retomamos el viaje, a las diez de la mañana, pasando primero por la agencia aduanal, a afecto de que nos diera ya documentación de soporte para emprender el viaje con rumbo a México, dejando el título del vehículo en original, por ser requisito Sine qua non de ese país, para evitar la venta del automotor en tierras mexicanas. Es el caso que del lado de Estados Unidos, jamás tuvimos problemas, el tormento y odisea por México aun no comenzaba, a las once de la mañana, hora en la que atravesamos el Puente Los Indios, que divide a Estados Unidos con México, Aduana México, Frontera Matamoros, General Lucio Blanco, ingresamos a puesto en donde nos pedirían el pedimento y el oficial nos dijo, “si sale luz roja los revisarán y si sale luz verde, no los revisarán”, pero sin ver, ni saber en donde saldría el color de la luz, se limitó a decirnos “les salió luz roja y pasen a que los revisen”, lo cual hicimos, al llegar al sitio de revisión una persona, con el mayor descaro se limitó a decirnos “jóvenes, si quieren que no los revise caigan con algo”, frase que nos extrañó sobremanera, pues nunca habíamos vivido en carne propia la corrupción en México, a la que nos tuvimos que prestar obligadamente, pues mi cuñado traía todas sus pertenencias de usos personal en el pick-up, para lo cual le ofrecimos al oficial corrupto $ 10 americanos, a lo cual no accedió, hasta que acordamos la suma de $ 30 americanos.


La escalada de corrupción que viviríamos los siguientes días recién comenzaba, luego más o menos a las catorce horas ingresamos a tramitar nuestra visa de transmigrante en la caseta correspondiente, al llegar a las únicas dos ventanillas, había dos oficiales, de más o menos treinta y cinco años, uno de ellos de más o menos de un metro setenta de estatura y de complexión delgada y el otros de la misma estatura y de más o menos doscientas libras de peso, nos dijeron al unísono, que debíamos regresarnos al Consulado de Brownsville, en Texas, a tramitar la visa de transmigrante, pero que si no queríamos hacer ese paso, llamarían al servicio de inmigración de estados Unidos, cosa que nos pareció absurda y descabellada, pues jamás estuvimos en la unión americana sin la correspondiente visa, la mía era Visa de Turista y la de mi cuñado era Visa de Estudiante y nos salieron con el mismo embuste de arreglar en el momento con cierta cantidad de dinero, para lo cual, nos reunieron por separado, a mi cuñado le “robaron” $ 50 americanos y a mi me “robaron” $ 20 americanos, adicional a los $ 26 americanos ($ 262 pesos mexicanos) por cada visa.


Luego de ese arbitrario proceder y creyendo que nuestro calvario terminaría, retomamos de nuevo el viaje a las catorce horas con treinta minutos de ese día, guiándonos por mapas de las carreteras y cumpliendo los límites de velocidad y todas la señalización vial, aproximadamente a las veinte horas llegamos a la ciudad de Tampico, pues ahí pasaríamos la noche, para descansar y emprender el viaje de nuevo al día siguiente, cuando más o menos a las veinte horas con treinta minutos sobre la Avenida Hidalgo nos interceptó una patrulla de la Policía de Tránsito con un agente, nos hizo señal de paro, nos pidió documentos del vehículo y licencia de conducir, los cuales presentamos sin dilación, el policía a ver quizá que andábamos la documentación en regla, hizo una llamada por celular, se comunicada por medio de claves, que incluían nomás letras y números, al cabo de cinco minutos llegó otra patrulla de tránsito, con cinco policías, quienes de forma intimidante se enfrascaron en que debíamos tener el título original del vehículo, le explicamos hasta la saciedad que eso no era así y él de una forma prepotente se limitó a decirnos “es así porque así lo digo yo” y al hacerle ver nosotros al policía que no tenia la razón al respecto espetó, “están en un gran pedo, el carro se irá al depósito y ustedes se quedarán en las bartolinas de la delegación y mañana tendrán audiencia con el juez, quien determinará la multa”, siguiendo con el cuanto, un policía se subió en nuestro carro para llevarnos a la delegación y detrás nos venía siguiendo la otra patrulla y el agente que iba con nosotros, de cabello entrecano y de unos sesenta y cinco años, no decía una y otra vez “que estábamos en un gran lío y que si queríamos salir, nos costaría unos $ 30,000 pesos mexicanos”, a lo que le señalábamos insistentemente que no contábamos esa cuantiosa suma de dinero, proseguimos a la delegación, a mi me dejaron en el carro y a mi cuñado lo ingresaron a la delegación, a quien le enseñaron las bartolinas y las esposas, esto como manera de presión psicológica y al mejor estilo de la Gestapo de la Alemania Nazi o a la DINA de Chile.


Bueno para no hacerles más largo el relato, les dimos $ 420 dólares americanos, que era lo único que llevábamos para combustible y algo de comida, gracias a Dios, yo contaba con una tarjeta de crédito, que fue la que nos sirvió para poder concluir nuestra travesía por México, vale agregar que hasta tuvimos que pedirle al policía corrupto que literalmente nos robó, no diera unos $100 pesos mexicanos, a fin de pagar los peajes, a lo cual accedió en un tono poco afable, luego de esa pesadilla, el mismo policía se subió en el carro de nosotros, siguiéndonos la otra patrulla, el agente que iba en nuestro carro no dijo que nos escoltaría a efecto de que saliéramos en ese mismo momento de la ciudad y nos dijo que nunca nos deberíamos de ingresado a la ciudad y, me formulé mentalmente las siguientes preguntas “acaso es prohibido entrar a algunas ciudades de México”, “que delito o falta habíamos cometido para recibir tan deplorable y violatorio atentado a nuestros fundamentales derechos humanos que recibimos en la nación azteca”, “porque en vez de tratar de esa forma a personas honradas como nosotros, no tratan de esa forma a la delincuencia común, al narcotráfico, al crimen organizado y a toda la podrida y corrupta policía de tránsito de lo largo y ancho de la nación azteca.


Volviendo al relato, el policía que nos acompañaba en el carro para que saliéramos e la ciudad, en el trayecto iba haciendo varias llamadas, solo por medio de palabras y de número, lo cual sin temor a equivocarnos era para que en lo consecuente, nos volvieran a parar e interceptar otros policías para seguirnos literalmente robándonos a mansalva, el corrompido agente hizo que paráramos unos doscientos metros antes del peaje de salida de Tampico, nos dio una clave que según él era para que no nos volvieran a robar otros policías, la cual era “C20”, iniciamos marcha, pagamos el peaje, doblamos con rumbo para salir de la ciudad y solo habíamos doblado y a escaños trescientos metros, otra patrulla, con tres agentes, uno de ellos con una lámpara, casi en medio de la calle, nos paró y para sorpresa, nos salió con el mismo cuento, del título, del juez, del carro, etc., le dimos la clave y curiosamente la clave era para saber él que habíamos arreglado con dinero y el agente con la mayor desfachatez del mundo nos dijo que cuando dinero le habíamos dado a los policías y le dijimos la verdad, por lo que le decimos algo molestos, pues ya no aguantábamos tal atropello a nuestra dignidad, sin duda alguna el podrido policía, quería saber la cantidad exacta de dinero que habíamos “regalado”, para irle a pedir a los otros policías, para repartirse la cifra.


Luego mi cuñado y yo decidimos pasar esa noche en el camino, específicamente en el Motel La Marina, de Pánuco, lugar donde pasamos la noche, para evitar seguir conduciendo por la noche, por el peligro, no de los ladrones, ni de los ciudadanos en general, sino de la corrupta y nefasta Policía de Tránsito de México.

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19/05/09
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Regino1  09
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Esto se debe principalmente a la falta de órden, disciplina y control en la Corporación de Tránsito, si estas gentes chingan a los propios tampiqueños que se puede esperar de los extranjeros.

Para muestra un boton: Hace días, en una acción que demuestra la ignorancia de estos elementos, salió publicado un artículo en el "Sol de Tampico" en el que se denunciaba a Tránsito de Tampico de invadir territorio veracruzano con el fin de chingar gente. El colmo de la desfachatez y de la corrupción.

Dónde esta la tranparencia y el combate a la corrupción tan mentada en tu administración Oscar Rolando Perez Inguanzo? los cambios que has hecho en esa pobredumbre corporación?

Los mismos vicios y transas que tu antecesor, el tristemente célebre Fernando Azcarraga López, al cual le debes el cargo.

Porqué en otras administraciones emanadas de otros partidos se castiga severamente la corrupción? y no con el PRI? Acaso llevas tajada Oscar Rolando Perez Inguanzo?

Pasaras a la historia como el segundo peor alcalde de Tampico, el primer lugar lo tiene Fernando Azcarraga López y tu seguiste sus pasos, lo bueno de todo es que ya te vas, nada mas te falta un año para seguir jodiendo al pueblo de Tampico.
23/05/09
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Abraxas  09
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Se debería tambien buscar dar pena de muerte a policias corruptos.
07/07/11
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hgalicia  08
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Comentario Positivo/Constructivo
Que triste lo que nos cuentas, desafortunadamente en tu posición de extranjero tienes pocas defensas, salvo lo que tu embajada pueda ayudarte.

Por otro lado, por las derruidas carreteras del norte de Veracruz, principalmente la Tuxpan-Tampico, circulan miles de personas como tú, que trafican (me imagino que honradamente) miles y miles de vehículos de procedencia americana, la mayoría de deshecho, algunos destrozados. La mayoría son caravanas de centroamericanos que usan las carreteras de México como puente para llevar esos vehículos a sus países. Es común encontrar en las calles de Guatemala y El Salvador (los he visto), autobuses escolares americanos utilizados para transporte público. Estoy conciente que esa es una circunstancia natural de países de primer mundo que quieren deshacerse de su chatarra y de la demanda de países pobres de proveerse de vehículos baratos. El problema que veo, es que el tráfico que provocan en las carreteras es mucho, que pienso que a ustedes los deberían de regular, es decir, pagar por el uso de estas carreteras, y con esto proveerse de seguros contra accidentes, contra corrupción y para exigir carreteras en buen estado. Digamos que no estoy en desacuerdo que utilicen estas carreteras, a pesar de los trastornos que menciono, pero sí sería bueno que estuvieran regulados.
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