El Estado en Perú: barbarie

La agresión acústica, háyase institucionalizada en esta republiqueta llamada Perú:frente a su dormitorio o cuarto de estudio, puede instalarse una discoteca o salón de recepciones,y con sus inmensos parlantes electrónicos y animadores lo hostiliza a usted las 24 horas del día, impidiéndole descansar,estudiar,meditar.Usted no puede dormir, porque el estruendo de los parlantes electrónicos hace vibrar los cristales de su ventana como si fuera un terremoto.O bien, cuando sus niños acaban de tomar el sueño para ir al día siguiente a su colegio, de pronto,a las once y media de la noche, los despierta un vendedor ambulante que estaciona su camioneta llena de mandarinas frente a su dormitorio, ofertando su mercadería, mediante potentes altavoces electrónicos, con su bullicio estridente y repetitivo.

Estos bullicios no solamente lo hacen infeliz, sino que lo vuelven irritable, destruyen su sistema nervioso; penetran en la intimidad de su conciencia, impidiendo que usted sea el dueño de su vida: el agresor decide cuándo usted puede dormir, estudiar, descansar o ver televisión, y cuándo no puede.

Ante esta agresión criminal, usted no tiene dónde quejarse.Si la municipalidad quiere clausurar el salón de recepciones,su dueño presenta ante el poder judicial un recurso de amparo,y queda a salvo ante cualquier intento de clausura o sanción, porque la ley lo protege.En cuanto a la agresión del vendedor ambulante, no solamente la ley en los hechos no la penaliza, sino que ni siquiera usted puede recurrir a la policía para que por lo menos le llame la atención a ese vendedor: el policía le va a responder que ello no son sus atribuciones;y es cierto:la ley no le da al policía atribuciones para intervenir ni a las discotecas ni a los salones de recepciones, ni a estos escándalos callejeros, pese a perturbar el orden público, decir, la ley protege al que no tiene escrúpulos morales, al que hiere y pisotea la dignidad humana.

En Perú, su Constitución Política, en su artículo segundo, reconoce en la persona el derecho a la paz, a la tranquilidad, al disfrute del tiempo libre y al descanso, así como a gozar de un ambiente equilibrado...

Este, como muchísimos otros dispositivos legales, en el Perú son letra muerta: están pintados en el papel, lo cual revela la hipocresía de este viejo orden llamado "democracia".

La ciudadanía, calla en siete idiomas; se alarma ante otras cosas; pero estas agresiones criminales contra la dignidad humana.que evidencian una falta de respeto por la vida, no le interesa a nadie.

Eso es Perú: una republiqueta de porquería, hipócrita: sus leyes, están pintadas en el papel, lo cual favorece a los delincuentes e informales.

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